Aunque muchos teman a este colorido insecto la verdad es que su presencia es imprescindible para nuestro ecosistema. Gracias a ellas podemos disfrutar de las flores pues su ir y venir entre flores es uno de los sistemas de polinización más efectivos. Hoy te contamos cinco curiosidades de las abejas para que te provoquen menos miedo y más admiración.
Las plantas se esfuerzan para atraer a las abejas.
Las plantas necesitan ayuda para reproducirse y las abejas son grandes polinizadoras. Muchas plantas han desarrollado flores que resultan atractivas para este insecto.
Las celdas de sus colmenas tienen forma hexagonal para aprovechar mejor el espacio.
Si las celdas fueran redondas las larvas se desarrollarían de la misma forma pero el espacio entre una y otra celda quedaría inutilizado y gastarían cera para nada. ¡Todo un ejemplo de aprovechamiento!
Los zánganos (abejas macho) tienen la mitad de cromosomas que las abejas hembra.
Esto se debe a que las abejas hembra son fruto de un óvulo fecundado por un espermatozoide (diploides) mientras que los zánganos son haploides, es decir, nacen del óvulo sin fecundar.
Cuando salen a buscar polen hacen “el baile de las abejas”.
Consiste en una serie de movimientos que una de las abejas le hace al resto y con el que les indica en que dirección volar, que clase de alimento es y que distancia deben recorrer.
Sólo pican si se sienten amenazadas pues suelen morir después.
Su aguijón en forma de sierra hace que se quede incrustado y al tirar para desprenderse pierde parte de sus órganos vitales. Además las únicas que pican son las obreras, ni la reina ni los zánganos pueden picar.