El Aloe Vera es, quizás, una de las plantas más conocidas popularmente por sus beneficiosas propiedades y la facilidad tanto en su cultivo como en su uso. De la familia de las liliáceas, esta planta perenne puede llegar a los 60 centímetros y tiene hojas suculentas, de forma puntiaguda y muy carnosas.
CULTIVO Y CUIDADOS
Es muy resistente aunque no soporta el frío ni la humedad extremos. No necesita apenas cuidados ni la luz del sol directa. Es ideal tanto para el suelo como para una maceta (preferiblemente de barro), temperaturas entre 18ºC y 25ºC.
¿CÓMO USARLO?
El aloe se puede ingerir o se puede aplicar sobre la piel vía tópica. Para utilizarlo como ungüento aprovecharemos el gel que nos dan sus hojas.
Simplemente cortaremos una hoja (siempre la más exterior, no del interior de la planta). Es mejor cortar una hoja entera y guardar la parte no utilizada en la nevera que cortar un trozo de hoja y dejar el resto en la planta, además podremos utilizar el resto de la hoja durante los siguientes días.
Como ya hemos dicho, el gel que sale del interior de la planta es lo que utilizaremos a modo de pomada, no necesita ningún procedimiento más.
PROPIEDADES SOBRE LA PIEL
El aloe contiene, entre otros componentes, vitaminas A, del grupo B, C, minerales, aceites y ácidos grasos. Si lo aplicamos sobre la piel podemos obtener los siguientes beneficios:
- Regenera las células de la piel
- Elimina hongos y virus
- Ayuda en la desaparición de ampollas
- Combate irritaciones cutáneas
- Alivia el picor e inflamación de picaduras de insectos y medusas
- Es cicatrizante y muy efectivo para eliminar estrías
- Evita el acné o favorece su desaparición
- Hidrata y calma la piel después del afeitado o la exposición al sol
- Favorece la desaparición de las hemorroides
- Alivia el escozor de las quemaduras y ayuda a la cicatrización
- Anticaspa
- Limpia la piel en profundidad
- Elimina manchas y arrugas
Si te gusta cuidarte de manera natural, esta es una planta imprescindible para tu colección.